Porque desde el principio tuve claro que si tenía que contar una tragedia, no podía hacerlo desde otro lugar que no fuera en el escenario de una tragedia griega. Pero tampoco quería hacer una representación teatral “clásica”, sino que me intención también era “desviejar” un poco a los personajes y a la historia y “modernizar” el teatro en el sentido más tecnológico. Nuestro teatro es un teatro clásico, sí, de hecho su base arquitectónica no es otra que la del teatro de Dionisio, el teatro más antiguo del mundo. Pero también posee elementos de tecnología actual como las proyecciones holográficas, el videomapeado y otros artificios propios de un espectáculo de ópera rock. A su vez, el espacio físico del teatro no existe como tal, es una especie de representación virtual donde los actores son los propios Machados resucitados que a su vez son sus propios avatares digitales que están aquí y allá, pues el tiempo es clave. Tiempo. Terrible palabra a la que los dos temían e intentaban conjurar con su poesía. 

Disponía de todos los elementos: Los Hermanos Machado y su obra. Iniciada al final del siglo XIX, con plena conciencia del “Desastre”, mientras sonaban a su alrededor los violines de Verlaine y aspiraban el aliento abséntico de Rubén Darío en la bohemia parisina… No podían ser ajenos a los impresionantes cambios que ocurrían a su alrededor: La Gran Guerra, La Caída de los Zares y La Revolución

Rusa, con sus grandes esperanzas y su atroz deriva, El Fascismo, el Nazismo, La Dictadura de Primo de Rivera, La salida de España de Alfonso XIII, La República (tan deseada por ellos), El Golpe de Estado, La Guerra Civil, El Exilio… es casi inabarcable. ¿Quién de nosotros podría asimilar tales cambios en una sola vida?

No puede concebirse La tragedia sin la presencia de un coro que organice su estructura, teniendo además una función conductiva temporal y otra mediadora, inquisidora, guía de los juicios morales y filosóficos que elaboran los personajes con su conducta, ayudando a conducir la historia hasta su final.

Así pues, nuestro Coro actúa como mediador entre los personajes y los lectores y lectoras, explicando y entrelazando las partes expuestas de la tragedia, dándole un significado a algunas de las escenas, si es preciso, mediante la narración lírica. Pero nuestro coro también “canta” su ditirambo y se dirige directamente a los mismos, aconsejándoles y sugiriéndoles un cambio en su conducta.

El lector o lectora objetará (con razón), que de qué sirve en nuestro caso que el Coro aconseje o sugiere cambios de conducta… cuando ya todo ha pasado y las cosas son como son y cómo fueron…

Pero no todo es así. Nuestros personajes conocen que no todo el pasado está escrito.

De ahí la importancia de recordar...

 ¡Qué importa un día! Está el ayer alerto

al mañana, mañana al infinito,

hombre de España, ni el pasado ha muerto,

ni está el mañana —ni el ayer— escrito.

 

Y que:

 

“Hoy es siempre todavía”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


  • Año
    -0001
  • Categoría
    Cómic
  • Apartado
    Cómic
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Los hermanos Machado. Hoy son siempre todavía.
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Páginas de Los Hermanos Machado. Hoy son siempre todavía. Una tragedia en seis actos.
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Los elementos mecánicos del teatro se fusionan con las imágenes del cómic
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Algunas veces los percibiremos como lectores, otras veces, estarán escondidos en el teatro.
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Decorados, personajes y efectos mecánicos y especiales se reparten entre todo el espacio arquitectónico.
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El coro también canta su ditirambo...

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